domingo, julio 24, 2011

El papel del docente ante los retos de la educación para los medios.

Por Héctor Eduardo Pérez Chávez.

Si bien es cierto que través de su historia la humanidad se ha caracterizado por su continuo interés en el avance científico y tecnológico, así como del estudio de las ciencias como un medio de asegurar la apropiada convivencia social, también es cierto que esta búsqueda ha terminado por generar efectos colaterales que alteran el orden social.

Un claro ejemplo de ello es la ideología generada antes de cualquier conflicto social y las modificaciones que esta sufre después del mismo.

El advenimiento y desarrollo de nuevas tecnologías están generando un cambio (e intercambio) cultural global en términos sociales. Hoy en día se dice que estamos “a un clic de distancia” en clara referencia a la intercomunicación a través de INTERNET, herramienta con la que ya contamos incluso por medio de la telefonía móvil.

Este cambio e intercambio cultural, genera también el riesgo de concluir en una “aculturación”[1] desordenada y sin control, en la que se corre el riesgo de perder la identidad no solo nacional, sino como individuo, razón por la cual, la Educación Para los Medios (EPM) fundamenta el rol del docente en la Teoría Constructivista, como una forma de paliar los efectos de este “bombardeo” ideológico mediante la formación de alumnos capaces de desarrollar por sí mismos la generación de conocimientos, mediante la promoción de su autonomía moral e intelectual, en la que el rol del profesor es el de un mediador entre el conocimiento y el individuo, y que en el caso de la educación primaria sucede prácticamente en el estadio de OPERACIONES CONCRETAS, donde a través de intuiciones, el niño interactúa entre las actividades del sujeto y las reacciones del objeto, que en el caso de la EPM sería por medio de proyectos colaborativos haciendo uso de herramientas tecnológicas, y dependiendo del impacto visual con que se aborde cada actividad, con lo que el aprendizaje se vuelve significativo y permanente.

La Teoría conductista nos brindó una primer postura ante la aplicación de la EPM, la utilización de los medios era considerada como una suerte de “educación bancaria”, debido a que, se cometió el error de pensar en un modelo educativo donde el alumno (receptor) se mantenía estático esperando que el mensaje fuese emitido del profesor (emisor), quien para asegurarse de esto mantenía la atención por medio de cambios en la conducta indeseada del alumno mediante castigos o reprimendas y reforzamiento diferencial, con lo que se modelaba la conducta deseada mediante el reforzamiento pertinente. Aunque esta teoría pareciera retrógrada aún tiene elementos que son utilizados ya no por gusto, sino debido a las exigencias de evaluación cuantitativa que requieren una respuesta alfanumérica que corresponda al estímulo generado mediante el ambiente de aprendizaje condicionado en el aula.

Esto justifica el Enfoque Humanista de la EPM, que sugiere la formación de alumnos con buena autoestima, con apertura a la experiencia expresiva y conocedora del lenguaje audiovisual, que use a la tecnología como un medio y no un modo de vida.

La Teoría cognoscitiva nos brinda también importantes sustentos para la integración de la Educación por medios tecnológicos en el aula, cuando indica que la información se recibe y se procesa en el individuo, y el profesor actúa como un guía que ayuda a relacionar la información nueva con la que subyace en el alumno, considerándolo como un agente activo con sus propias concepciones antes, durante y después de la instrucción, por lo que los medios audiovisuales ayudan debido a la familiaridad que ya tienen los alumnos de la actualidad con esta forma de presentar mensajes, y para lo cual, el Modelo comunicacional que sustenta el Enfoque Sistémico de la comunicación nos habla de usar medios audiovisuales que, desde la perspectiva de quien los use lograrán conocimientos notables e indelebles en los alumnos.

En el momento en que nosotros planeamos una clase, tenemos en claro los objetivos que perseguir con las actividades, ¿qué comunico?, ¿cómo lo comunico?, ¿cuánto comunico? (y ¿por qué solo eso?) ya que esta forma de enseñanza transmite a los alumnos patrones de conducta, que podrían considerarse como ideológicos, y que deben contraponerse de manera ordenada, lógica y sustentada con aquellos que reciben fuera del horario de clase, a través de los medios de comunicación a su alcance que reciben indiscriminadamente, y en muchas de las veces sin ninguna vigilancia o guía que les indique cómo procesar mejor esa información.

Concluyendo. La educación para los medios no es un tema de moda, es una realidad en la que estamos inmersos como consecuencia del desarrollo tecnológico de los últimos años y debido a la gran cantidad de información puesta al alcance de aquellos que tienen acceso a ella o que quieren acceder a la misma.

No es una obligación, pero si se habla de procesos de actualización profesional, los docentes y maestros no debemos quedarnos fuera ni ajenos al tema, ya que los medios también pueden utilizarse para reforzar y modelar conductas controlando ciertas variables como el ambiente del aula, la temática grupal, y las estrategias y didáctica docente como indica la teoría conductista y que podemos usar a nuestro favor, volviendo a nuestros alumnos agentes activos que descubran el conocimiento mediante actividades surgidas por el sujeto mismo, y que logren alcanzar el objetivo trazado al inicio de ciclo escolar. Esto para nada es ajeno a las teorías constructivista y cognoscitiva, ya que es el trabajo colaborativo y el aprendizaje cooperativo parten de estos supuestos.

Los docentes tenemos la oportunidad de abordar nuestra práctica docente con un enfoque humanista, manejando recursos audiovisuales pertinentes a la edad e intereses de nuestros alumnos que no solo están familiarizados sino que también poseen cierto grado de dominio en las herramientas tecnológicas, lo cual será de gran utilidad en la medida en que los docentes manejemos y nos familiaricemos con su utilización y aplicación en el aula, mitigando el cambio ideológico generado por el exceso informativo de que se es objeto en la época actual y principalmente, ayudando a formar personas capaces de decidir qué información requieren, alejados del consumismo ideológico y diestros en la adquisición de conocimientos y desarrollo de proyectos, ya que somos nosotros quienes facilitamos los conocimientos necesarios para continuar con su formación, pero que en la época actual exigen de nosotros no solo estar informados, también se hace necesario un mayor involucramiento y un mayor dominio de los medios. Hay que usar las herramientas que tenemos sin perder nuestra identidad.

[1] aculturación. f. Recepción y asimilación de elementos culturales de un grupo humano por parte de otro.